martes, 12 de marzo de 2013

Germán Vargas

Por su parte, este pintor asegura que cuando recibió la noticia de Fiorillo, sintió que se trataba de "algo mágico, porque no es que yo o mi obra hagamos parte del carnaval, sino que el carnaval hace parte de nosotros, del mismo modo, como me sucedió con La Cueva, porque con ellos sucedía algo muy extraño: se entraba, pero ya nunca más se salía de ahí".

De los días junto al célebre grupo de Barranquilla, Loochkartt no puede citar ninguno de los temas sobre los que conversó con sus contertulios, entre los que se cuentan Alejandro Obregón, Alfonso Fuenmayor, Germán Vargas y Álvaro Cepeda Zamudio; sobre todo porque se vinculó a La Cueva siendo todavía un estudiante de Bellas Artes que "escuchaba más que debatía". Aunque, recuerda que sintió que lo habían integrado plenamente cuando le entregaron "un 'casillero etílico' con llave personal. Cada uno tenía en su locker su botella de whisky, de ginebra, de vodka, con sus vasos y copas, y le ponían una marca en la botella si es que uno no se la acababa". 











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